Primero pensamos que desde niño era un joven Padawan. Un aprendiz Jedi practicando con su espada láser. Es más, Luke Skywalker...
Pero no.
No era un disfraz de la guerra de las galaxias sino de angelito en una posada; tampoco una espada espacial sino el palo para darle a la piñata.
Le he dicho al buen Haba que se mantenga firme con la primer historia.
Y desde este agujero negro y desencantado, un abrazo para este bro, Jedi de los videojuegos y joven, joven, joven aprendiz del futbol -le va al Atlante-.