...Y no se hable del maldito Santa Clós. Es como castración química como gol del Atlante en una final contra la UNAM como poema del poeta caníbal como infomercial de producto invernal.
Aunque una vez ideamos un plan; no duró muchos años pero durante ese tiempo pusimos en marcha nuestra invención que servía para desparecer al cerdo buenaondita vestido de rojo.
Inventamos a la Rata de los Deseos.
A partir de ese momento quedaba claro: lo que en realidad llegaba en la noche-madrugada del 24... era la Rata de los Deseos. Es ella a quien había qué pedirle regalitos. Y deseos. A ella y no a ese que abarca la tv todo diciembre.
Esta madrugada que de pronto me vino un espíritu no navideño sino paternal (oh, diablos), he pensado que cuando tenga un hijo le diré la verdad sobre Santa. Que no existe, que son los padres. Pero le inventaré algo, un animal una persona un super héroe un dibujo animado una sombra un hada un troll un gigante un caballo un futbolista de la UNAM una leyenda del rock un boy-scout (si acaso sale ñoño) un panadero algo alguien que llegue en la noche y le deje regalos.
Podrían molestarlo en la escuela pero prefiero eso a que ande como robot repitiendo lo que dicen en los comerciales: 'este año le voy a pedir a Santa'. Y será entonces el único niño o niña que conozca sobre ese único ser que llega en la noche del 24... perdón, en la víspera del 24 (y paréntesis: por qué todo el año son noches pero el 24 y antes de año nuevo son vísperas; vísperas?? a ver, por qué no se puede decir 'mañana es la víspera del cumple de la secre, qué van a hacer, irán con sus familias, dónde brindarán, harán pavo o pierna o romeritos?'... a ver, a ver...).
Bueno, a enfrentar entonces esta maldita fecha, estas malditas vísperas, como todo lo que no nos gusta pero a lo que hay que poner buena cara; y sí... finalmente... a disfrutar no queda más... A disfrutar, que la vida dura tres días y dos salen nublados. Por eso pongo buena cara...