Wednesday, January 09, 2008

Niños...

Un niño de diez años pegó sus manos a su cama con pegamento industrial para permanecer adherido a ella y así evitar ir a la escuela. La madre dijo que no sabía por qué se le había ocurrido eso a su hijo, si era un niño muy bueno aunque travieso como todos. "Hasta da risa de tan ocurrente que es".

En un estudio que no hace mucho publicó la BBC, se indica que está comprobado que a los niños no conviene leerles cuentos o novelas, nada de historias de ficción; que no es favorable porque cuando sean mayores no sabrán enfrentar la realidad; y que por eso es importante alimentarlos exclusivamente de realidad, de lo contrario crecerán débiles para lidiar con situaciones en la vida adulta.

Este niño del país-rancho-fresa-seudo-gabacho Monterrey es, entonces, un débil precoz al que seguramente han nutrido de cuentos e historias ficticias. Si su madre hubiera leído el artículo de la BBC se habría evitado al menos la pena de salir en los noticieros explicando las actitudes sui generis de su hijo mientras este aún permanecía pegado a la cama; y sobre todo, tendría un niño de diez años apto que enfrentara cualquier realidad empezando por la escuela.

En el mundo Niños-Libres-de-Cuentos-y-Ficción promovido por este estudio que publicó la BBC, de entrada, con esas nuevas generaciones no existirían los adultos marchistas, ni paristas, ni inmolados, ni huelguistas de hambre, ni ejércitos de liberación en selvas lacandonas, ni precoces que no quieran ir a la escuela. No habría mayores que como hoy protestan por cualquier cosa, los precios, la privatización del petróleo, la poca calidad de vida, la gasolina, el desempleo... existiría sólo gente que aceptara la realidad.

A este niño regio seguro le han leído cosas como El barón rampante, de Italo Calvino, que trata de Cosimo Piovasco di Rondó, niño de doce años que en actitud rebelde deja de comer caracoles y además, además, se trepa a un árbol con la decisión de no bajarse nunca más... (ya después se enamora de Viola pero eso es otra cosa que no nos interesa)...

Bueno, eso pensaba hasta que actualizaron la nota del niño y su pegamento, y mi teoría perdió engrudo: el chamaco no había tomado esa idea de pegarse a la cama, de la novela de Calvino sino de la caricatura Los Padrinos Mágicos. Ahora sólo espero que los estudios que publica la BBC promuevan entonces que además de cuentos y novelas y ficción, les dejemos sin caricaturas. Porque la realidad es nuestra amiga, niños.