Wednesday, September 10, 2008

Porque Colin quería que viéramos árboles...

Por alguna extraña razón di con este blog que por alguna extraña razón tiene a este otro blog, Elchaptr Tueni-guan -en inglés para ir a tono- en la lista de sus links... Lo real-maravilloso fue encontrar, a raíz del Stella Errans, este otro blogomenaje dedicado a Colin White, a quién humilde pero humildemente Elchaptr Tueni-guan ya había recordado con el post 'Sir...'.
Por otra extraña razón... bueno... por lo antisocial mío, nunca me di cuenta de la magnitud del cariño que se le tenía a Colin y cómo sus cientos de alumnos eran al mismo tiempo sus cientos de devotos fans. Yo pensaba que los únicos grupies éramos Rocío y yo pero al leer este homenaje me doy cuenta de que eso pensaba porque, claro, más bien yo no hablaba mucho y tenía pocos amigos en esos tiempos, entre ellos a Rocío (pero esa es otra historia).
Ayer leí sobre una investigación en alguna universidad gringa que concluyó que el ser humano tiende a ser más feliz en la vejez que en la juventud, porque con la edad el nivel de las emociones cambia de negativo a positivo y los sentimientos se vuelven menos activos (agitados) y más pasivos (serenos). La combinación positivo/pasivo hace que las emociones de los ancianos sean paz, calma, satisfacción, alivio. Los jóvenes tienen más bien una combinación negativa/activa, y por eso, según estos gringos, les va más la onda de ansiedades y enojos.
Bueno, hoy que veo y tomo prestada esta imagen del post del blog linkeado en el blog que tiene linkeado a este blog, me traslado al salón de clase y pienso en cómo a la edad que yo tenía en la fac, Colin me hizo viejo en sus clases y con sus frases veleando en mi cabeza. En cómo me hizo un anciano que iba de lo negativo a lo positivo que entonces supo ignorar, gracias a él, todo lo que me ignoraba a mí, aunque sólo fuera -y ya era demasiado- durante sus dos horas de clase.
En este mismo blogomenaje a Colin, otro anciano de esa comunidad postea una foto y titula 'Porque Colin quería que viéramos árboles'. Y todo es verdad. Y no hago más que recordar esa edad en que a veces hasta miedo me daba hacerle una pregunta al Sir, o responderle -mal- una pregunta.