Friday, September 26, 2008

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Caracol veía pasar la vida.

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Y desde el mar dejó caer un signo de interrogación…

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Y a partir de ese accidente le dije sobre mi accidente de llegar a la conclusión de no tener virtudes sino sombras. Escuchó. Un equis, dije, que si tiene suerte con alguna es por todo lo que no tiene y no por virtudes. Por ejemplo, no me gusta pasar tiempo en el gimnasio besándome los bíceps, como a los exnovios de ellas; no quiero a un auto o a una moto más que a ellas, como sus exnovios; no llego a la farolez como sus ex novios (aunque lo sea); no me gusta comprar zapatos, ni ropita, como a sus exnovios –mis dos pares de tenis azules y verdes tienen 10 años-; no estoy a la moda ni sé combinar mi ropa, como sus exnovios; no me clavo viendo el fut o algún otro deporte, como sus exnovios; no soy cumbiero intelectual, como sus exnovios; no recito poesía ebrio, como sus exnovios (o sí? no recuerdo); (ya no)… Y le dije que esas chicas están conmigo por eso, por lo que no tengo; que ninguna ha dicho hey, estoy con él porque hace esto que nadie más hace…

Y Caracol pensó algo que me hizo pensar...

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... en los vacíos los huecos los espacios en blanco la vastedad. En eso que no existe. En la vez que uno de mis poetas favoritos, Oscar Cid, me hablaba del espacio de una hoja en blanco. En cómo seleccionaba palabras para incluirlas en la hoja pero a partir del espacio que dejaban libre; a partir de los huecos. Vacío (shhhhh… imaginen un poema que existe a partir de lo que no va a existir…).
Y recordé también que hace –dos, tres años, cuatro??- científicos descubrieron que el universo está compuesto en su mayoría de partículas invisibles. Y que eso que no se ve es lo que abarca el 99 por ciento del universo. Por tanto, el mínimo porcentaje que queda es lo que vemos, lo que ‘existe’ a los ojos y a todo: lo que conocemos como totalidad.
“…No sé si entonces a ese uno por ciento se le pueda llamar, comparado con el 99, ‘existencia’. Supongo que sí pero entonces, en promedio al menos, la existencia es una mamada… (pero eso ya lo habían dicho también desde hace un montón y sin tanta mamada)”.
Miseria…

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Y le tocó a Caracol. Y la escuché.

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Y repetimos muchas muchas veces la palabra molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde molde… hasta que nos entró... y hasta que se tuvo qué ir.

Y Caracol fue un molde donde cupo su violín donde a su vez cupo la mañana y la cara chueca y electrónica de dos puntos y seguido y una P…

e. (!!!!!)

Y la mañana avanzó a ritmo lento... como de caracol.