Antes de quedarse a dormir durante seis meses seguidos dejó todo preparado. Sobre todo el DVD. Ah, importante el DVD ya programado y conectado a su cerebro –a través de la oreja izquierda porque dormía sobre el lado derecho- con el que en vez de sus sueños vería durante todo ese tiempo y de corrido las películas que le habían recomendado sus amigos. Seis cada uno.
Ni siquiera él sabía por qué seis y no tres o cuatro... seré satánico? se preguntaba; pero fue así como luego de un aburrimiento y hartazgo que se extendía como ola negra desde hace tiempo, durmió y durmió y comenzó a ver los filmes recomendados en el orden alfabético al apellido de sus amigos.
Y seis meses pasaron, seis largos meses. Pero al despertar ocurrió que en vez de hablar con sus propias palabras, se había condenado a repetir las frases de los guiones de las películas. Para él esta brusquedad resultaba desastrozamente incoherente; para los demás no; al contrario, lo felicitaban porque nunca antes lo habían escuchado tan concentrado.
Por ejemplo, cuando andaba por la calle le preguntaban, 'qué haces?' y él, como programado, respondía entonces 'Radiador!', justo como en la escena de La ciudad de los niños perdidos cuando Miette está por dormir, tiene frío y One comienza a calentarla con su vaho y ella pregunta eso mismo...'qué haces?.... ‘Radiador’, dice One…
Y si antes de las 7:30am alguien, así fuera una mujer, le daba los ‘Buenos días’; el contestaba: ‘Buenos días, Don Jacobo’. Y esto por la peli Whisky cuando Don Jacobo llega siempre antes de esa hora para abrir la fábrica de calcetines… y ya Marta lo espera.
Delante de él nadie podía pelar una papa en silencio porque entonces, y eso se volvió un hartazgo, aparecía de la nada y comenzaba a decir: ‘Suicidarse? Es impensable. No haces cosas como esa. Pero puedes rehusarte a moverte y hablar. Al menos no mientes. Puedes encerrarte en tu propio mundo, no tienes qué representar ningún papel, hacer gestos falsos ni cambiar de rostro. Si uno lo piensa la realidad es diabólica. Tu escondite no es a prueba de agua: la vida entra por todos lados. Y te ves obligada a reaccionar...’ Cita de Persona, de Bergman.
Y como tenía conocidos de todo tipo con gustos de todo tipo, en esos seis meses también vio películas hollywoodenses. Nuevas clásicas. Una vez en época de frío salió al desierto de los leones con sus amigos; en un momento se aisló del grupo y desde la distancia comenzó a lamentarse: ‘A veces despierto y no sé en dónde estoy. Y no le hablo a nadie. A veces un día. A veces una semana. No lo puedo evitar’. Ya a esas alturas sus amigos hacían apuestas para ver quién le atinaba al título de la película y aquella vez ganó el primero que gritó ‘Rambo!’
Y así continuó su vida. Y aburrido y harto de nuevo, incluso para volverse a conectar el DVD a su cerebro, simplemente se limitaba a tener sus propios sueños. Tenía uno recurrente: el de una mujer ojos-faro que le decía:
- Seis meses? Eso dura la gestación de algunos elefantes, la vida de una mariposa, un semestre de escuela, las relaciones de pareja… y no tiene nada qué ver pero hay una canción donde el que canta dice que es satánico porque te pateará el trasero durante seis meses…’
- ...Ya no quiero dormir ni un segundo- respondía él.
Pero siempre que despertaba no recordaba si durante la hibernación había visto alguna película que tuviera esas frases, o por lo menos citas parecidas. Había visto de todo y lo más cercano a esa charla había sido el filme Tuvalu -donde casi no hablaban-; pero no lo recordaba del todo. De dónde habrán salido esas palabras? qué-quién era la mujer ojos-faro? Y pasó el tiempo y poco a poco y debido a la angustia provocada por esa amnesia, ese sueño se coloreó de pesadilla. Sería entonces la pesadilla que más adelante, pensó, quizá le serviría para escribir un guión... aunque fuera de seis párrafos.