Abrió cortinas para que me despertara la luz de la memoria. Compró un anaquel para guardar herramientas de limpieza mental. Adaptó la cocina para alimentarme desde su ausencia. Dejó los por qués de las canciones que le gustan una resaca de dos días sus raleigh su colección de palabras que saben a soledad. Colgó postales de su juventud y pintó con anécdotas y jugadas de futbol. Dejó dejamos bebió bebimos agua de sal. Vino a revolverlo todo pero me arregló el mundo. Mi querido viejo errante…te echo de menos, viejo; ahora soy yo quien colecciona frases que pasan por la garganta con consistencia melancólica, que en sólo unos días en que te pasaste te conocí más que en años...
Pero nada, nada, que extrañamos lo que no tenemos y tu estás siempre con tu música retumbando en mis costillas.
Pero nada, nada, que extrañamos lo que no tenemos y tu estás siempre con tu música retumbando en mis costillas.