Friday, October 30, 2009

Dos dulces Von Holleben para Leo, por favor...

Mi maestro de literatura de preparatoria, una de las grandes influencias para que yo quisiera estudiar lo mismo, siempre me decía que el amor y la imaginación son los dos conceptos más importantes en la vida.
Ayer, con el fallecimiento de un locutor muy querido aquí, pero sobre todo con las muestras de afecto que, claro, cayeron algunas en exageraciones y melodrama, pensé que no hay nada tan grave, tan grave, que me haya hecho alguien y que no le pueda perdonar ni cuando se muera. He tenido suerte, supongo; quizá, lamentablemente, hay para algunos cosas o situaciones que cruzan esa frontera.
Tampoco hablo de que la muerte limpie todos nuestros errores como cuando siempre dicen 'era un bello-gran-excelente ser humano'; porque pareciera que en automático, uno muere y se hace bueno. No, simplemente que ahora que lo pienso a mí nadie me ha hecho algo tan grave -en mi caso- que incluso al morir no pueda perdonarle. Entonces cuando uno se da cuenta de eso entiende también que puede perdonarlo antes, mientras esa persona viva. Y ni siquiera perdonar sino simplemente olvidar y dejar pasar los malos ratos.
Imaginación simple, amor puro (sea cual sea el concepto que tengan sobre esto), el arte de no sentirse ofendidos por nimiedades nunca, y dos imágenes introductorias a la noche de brujas, esa fiesta que es de las cosas que no me afectan tanto sean importadas del país vecino incómodo del norte, dedicadas a Leo a manera de disculpa con su madre, Franka Potente (Peca, a veces simplemente estoy de mal humor).

Jan Von Holleben

Ghostbusters

Dracula