La semana pasada escuché a Ulises, un niño de más o menos 8 años, convencer a su madre para que le comprara los zapatos de futbol que usa Rafa Márquez.
"Mira mamá, valen mil y tantos pesos, sí. Pero...escucha antes de que digas que no...con esos tenis Rafa ha jugado en Barcelona, en la Liga de Campeones, evitó muchos goles en muchos partidos... jugó muy bien. En el partido de plaplaplapla...(y se soltó el niño a decir estadísticas sobre el desempeño de Rafa)...
"Entonces, mamá, si me compras esos tenis yo voy a jugar bien también. Pero si empiezo a jugar bien desde ahorita, Rafa porque ya está grande, pero yo jugaré primero en un equipo de México y luego en otro y así hasta que llegue a Barcelona. No te gustaría que nos mudáramos a Barcelona? Entonces, mamá, es importante que... sí, son caros pero con esos tenis seré como Rafa Márquez..."
La gente que escuchaba a Ulises reía. "Qué niño tan inteligente...". Yo pensaba que sí, podría serlo, pero en el fondo más bien era un niño Ulises víctima del canto de las sirenas de la publicidad.
Ayer vi este comercial y por más que quise resistirme las sirenas cantaban tan bonito que ya quiero también unos zapatos... y es que la publicidad se mete con todo lo que uno no es...
"Mira mamá, valen mil y tantos pesos, sí. Pero...escucha antes de que digas que no...con esos tenis Rafa ha jugado en Barcelona, en la Liga de Campeones, evitó muchos goles en muchos partidos... jugó muy bien. En el partido de plaplaplapla...(y se soltó el niño a decir estadísticas sobre el desempeño de Rafa)...
"Entonces, mamá, si me compras esos tenis yo voy a jugar bien también. Pero si empiezo a jugar bien desde ahorita, Rafa porque ya está grande, pero yo jugaré primero en un equipo de México y luego en otro y así hasta que llegue a Barcelona. No te gustaría que nos mudáramos a Barcelona? Entonces, mamá, es importante que... sí, son caros pero con esos tenis seré como Rafa Márquez..."
La gente que escuchaba a Ulises reía. "Qué niño tan inteligente...". Yo pensaba que sí, podría serlo, pero en el fondo más bien era un niño Ulises víctima del canto de las sirenas de la publicidad.
Ayer vi este comercial y por más que quise resistirme las sirenas cantaban tan bonito que ya quiero también unos zapatos... y es que la publicidad se mete con todo lo que uno no es...