Wednesday, February 17, 2010

Tuuuuuuuuup...

Tuuuuup tuuuuuuuuuuup tuuuuuuuuuup tuuuuuuuuuuuup tuuuuuuuuuuuuuuuup, es hasta ahora lo que nos dice Quino por teléfono.
Y luego de algún tiempo, la conversación comienza a ser repetitiva.
En una calle de París un tipo con mucho frío y encogido del cuerpo como si lloviera, sin llover, espera el bus en la esquina. Piensa molesto 'que no hay nadie en casa; ya no llamen'. Pasa el bus y él se sube mientras el teléfono suena una vez más, solo, desde la enorme casa. De nuevo afuera un novio se detiene enfrente de la ventana y se hinca para amarrarle las agujetas a su novia que estira el pie. Ella le despeina la cabeza y siguen caminando. No sería la ciudad de las luces sin que todo se iluminara. Entonces se ilumina haciendo de la calle una serie de luces navideña borrosa y horizontal. Tres cuadras abajo, donde las luces ya comienzan a verse borrosas, Quino recuerda que tiene una entrevista telefónica con niños de Guadalajara. Pero no se apura pues pertenece al tipo de héroes que ya no deben apresurarse por nada. Llega a casa, lanza una mirada a su teléfono.
Pero ya nadie llama.
Y se va a dormir pensando en lo que acaba de cenar.