Wednesday, November 11, 2009

Mil de esos instrumentos, por favor...

Noche abierta como acordeón. Miércoles confuso que por un error de hecho en el infinito se pone la máscara de un sábado tranquilo. Suena un violín luego mil; suena la calle luego pisadas de los de a pie; suena un andador luego una bebida que traza garabatos con el humo de su temperatura, ¿o es el aire helado? Y suenan los Tiger luego los días como hoy las noches como ésta, en que no hay qué enfrentar nada, todos escuchan... y no hay qué preguntarse cómo empezar a empezar...