Wednesday, April 22, 2009

Con música de western al fondo...

La forastera tomó la cámara sin permiso.
Comenzó a jugar con ella bajo el sol, que era el sol de una película de vaqueros.
El lugar era una sierra en Durango -que no recuerdo el nombre-.
Y en un duelo que no dejó heridos le quité la cámara. No fue necesario llamar al sheriff-padre ya que entendió inmediatamente. Entregó el arma y salió huyendo dejando solamente una nube de polvo, como en las películas de vaqueros.
Dos días después, ya lejos, en una playa que queda a una semana en caballo -calculo-, y al revisar el botín de imágenes del viaje hasta ese momento, supe que la forastera sí había disparado: vi que había tomado esta foto.
(Si la hubiera visto en ese momento, me hubiera retratado con ella; o al menos le hubiera pedido su nombre... o su apodo)

La forastera tenía como 7 años.

(Y Lablú me quitó el pudor -esa toalla que esconde miedos-).