Thursday, July 08, 2010

Cemento...

Estábamos en una terraza que recién había construido.
Tenía las manos duras con como con como... con... cemento.
Llegaste te sentaste encogiste las piernas tus botas alpinistas azul claro quedaron apuntando al cielo, claro; y prendiste un camel. Durante mucho tiempo estuve convencido de que habías sido tu quien puso de moda esas botas en todo el país al igual que fumar camel; como si antes de ti la única opción de la gente fuera las dr martens y meterse malboro.
Lo hice todo te dije admirando la terraza desde una habilidad inexistente (en la vida consciente no construí nada más que casitas con palitos de paleta en el kinder). Sonreías. Sacabas el humo como seguramente aún lo haces con esa forma que más que rechazar el cigarro invitaba a fumar: otro poder único que te admiraba mientras a mí el humo me dibujaba muecas.
Y ahí estuvimos y el cielo estaba, claro. Yo volteaba de vez en vez a la calle y veía el barrio de la infancia; saludaba gente conocida... cómo han cambiado te decía.
Por qué no trajiste al bebé rubio?
Lo preguntaba sinceramente.
Y cuando desperté pensé en Sefiní de Gelman y en cómo luego de años aún platicamos en sueños. La memoria generalmente produce sonrisas pero si se la mezcla contigo da un cemento mezcla de arena y piedra de río, de sonrisas y muecas con el que construyo en sueños lo que no sé construir consciente.
Let's all meet up in the year 2000, would you like to come and meet me, maby?... you can even bring your baby uuuuu u u u u uu uu uu uuuu!

*Lo de 'el cielo era, claro', es de mi maestro Eduardo Casar.