Tuesday, April 13, 2010

Elefante...

Yo no enseño a adultos... decía Patricia Aguirre, famosa coreógrafa local de danza contemporánea (una de las disciplinas que nunca entendí y menos cuando surgió el performance). Yo enseño a niños.
Hay un ejercicio, continuaba, que hago a mis alumnos: imaginen que esto es un zoológico y cada uno de ustedes un animal; a ver, tú: camina como elefante. Y entonces el/la niñ@ camina como elefante y nos morimos de la risa al ver su andar. Y así van pasando los 'animalitos'.
Un adulto... imposible que lo haga.
Si en tal caso hace el ejercicio camina no como elefante sino como miedo. Como miedo. A la burla a la pena ajena (al fracaso). Miedo. Cuando vas creciendo, hombre y mujer vamos cargando tantos miedos que se notan en nuestras actividades diarias, en nuestras actitudes, en nuestra forma de hablar, en nuestras mismas charlas... y si ponen atención hasta en nuestros movimientos.
Es por eso que no enseño a adultos. Porque para enseñar a un adulto a soltar su cuerpo, primero debes ser sicóloga... Y yo no estudié eso.
Al final del café quise preguntarle a Paty por qué si es en la infancia cuando uno adquiere tantos miedos, o simplemente miedo, por qué aún así, aún así, cree que uno puede seguir caminando como elefante. Y más que creerlo, simplemente lo hace.

[Mañana por fin presento mi esperada -inesperada por algunos- programación de proyecciones de filmes en dvd en el centro cultural: mi videoclub!!! Y pienso, mientras recibo una llamada que no es la que esperaba -esa que no llegará, lo sé- pero que me llena de gusto -mi madre desde el Auditorio Nacional escuchando a J.Sabina específicamente Peor para el Sol y Por el Boulevard de los Sueños Rotos (ojalá también me hubiera puesto al teléfono Con la Frente Marchita)- que hablaré como elefante pase lo que pase]