Por fin encontraron lo que querían, o más bien lo que podían. Un nido de golondrinas de invierno, sin poesía, sin prosa y sin sitio para estar derechos, ni cómodamente sentados. Ahí les encontré a mi llegada […] Luz, no la hay: un agujero en el techo, por donde se escurre la nieve en vez de la claridad, muebles tampoco; una cama que se dobla con más inteligencia que colchones; un recuerdo de silla; estudios por las paredes y una estufa que nueva costó dos pesetas y que ha bajado de precio, no por el uso (que no ha quemado jamás) sino por la vejez natural.
Santiago Rusiñol, La pasta hidraúlica. 1895PD: Olvidé mencionar que esta bebida doble la pagó Tulipán del Raval... de entre tantos dibujos y pinturas, yo ni enterado...