Thursday, December 03, 2009

Y no fue ciencia ficción…

La dejé con mi vehículo oficial de la FIL –una bici incondicional- en el hotel, porque a las 22:30 horas ella y lo que quedaba de su pequeño cuerpo debían ir al aeropuerto a recoger a un escritor. La paleta decía Larry Algo pero como estaba puesta de cabeza no di mucha atención.
Tuve una repentina intención de acompañarla pero uno debe mantenerse profesional haciendo las labores encomendadas. Tenía qué hacer el viaje sola.
Al día siguiente me comentó que el escritor que recogió era un viejito que apenas caminaba y que la levantó a las 3am para que le ayudara a marcar un número internacional. Como no estaba cubierto por el hotel el viejito debió bajar a recepción para abrir un voucher. Y a las 4am nuevamente le pidió ayuda a ella porque en el hotel no tenían traductor. Ella durmió poco.
La noche siguiente fuimos a una fiesta. Al llegar, otro escritor de Los Angeles, como de 40, la saludó. Más tarde ella se perdió por ahí y al final, el mismo tipo ya en copas regresó y sabiendo que venía conmigo, me dijo que si se ‘la podía robar’ porque ella llevaba su agenda y al parecer dos muchachas lo querían entrevistar (a las 2am, ajá).
En un inglés con acento más que chilango, celoso de aquí a saturno, le dije que para empezar él ya era muy mayor para llevar por sí solo su propia agenda; pero que lo más importante, esa pregunta de ser robada debía hacérsela a ella.
Le dijo algo al oído y se fue.
- Pero quién se cree? que además me puede pedir permiso para robarte como si te trataras de una cosa?, - le dije como estrategia de despiste haciéndolo pasar todo como una demostración del machismo de este zoquete.
Al día siguiente, en el programa literario el tema: “Ciencia Ficción, Los Angeles, Otro Planeta”. Entro con la Punky Brewster y lo primero que veo es a ella que nos invita dos lugares. Miro hacia la mesa y lo segundo que veo es al cuarentón que la noche antes quería robársela. El muy cabrón era uno de los autores de ciencia ficción traído a la FIL para exponer sus grandes ideas. Maldición.
Y a lado de este reconocido escritor y reconocido zoquete cuarentón, él, uno de mis grandes autores de Ciencia Ficción cuya mezcla en la mesa, me crea entonces un mundo agridulce, como estar en Marte pero sin nave espacial.
- Puta, de haber sabido traía mi edición Roca de Mundo Anillo. Ese es de los autores de ci-fi vivos más cabrones en la historia de todas las galaxias.
Y ella dice: Ese? pero si es el viejito por el que fui al aeropuerto y que luego me despertó dos veces en la madrugada!
El viejito era nada más, nada menos que… Larry Niven.
Y cada que Niven hablaba ponía gran atención; y cada que el zoquete de marca espacial hablaba, pensaba por dentro 'bah, dice puras pendejadas de marca galaxial'.
Esto no fue ciencia ficción.