El placer me es cada vez más huidizo, escribe en un momento Nick Hornby en Fiebre en las Gradas (Fever Pitch).
Yo cierro un poco el libro y me quedo pensando unos segundos. Le digo que a mí también me pasa lo mismo con el placer y que sé de lo que habla porque tengo más o menos la edad que él tenía cuando escribió este libro -35-. Sin embargo para estar seguro, le pregunto si él sabe por qué de momento uno tiene esa sensación; o a partir de qué? si la crisis de los 30, de los 40, existen realmente o son un mito, Nick?
Pero no responde. Hasta ahora no lo ha hecho. Y lleva unas páginas más hablando del Arsenal y de cómo siempre jugaban aburrido y perdian -y entonces pensé que los Pumas son el Arsenal de México-; y me da por bostezar sobre la grada hecha cama, del estadio que es mi cuarto.
Quizá más adelante Nick responda mis preguntas y me explique cómo es que en cierto momento uno pierde la capacidad de asombro, que es algo prohibido para cualquier ser vivo o animado.
Mientras me enamoraré sólo del futbol tal como antes me he enamorado de las mujeres: "de repente, sin explicación, sin hacer ejercicio de mis facultades críticas, sin ponerme a pensar para nada en el dolor y en los sobresaltos que la experiencia traería consigo", que es como Nick me dice que se ha enamorado de ambas cosas, fútbol y mujeres.
La buena noticia es que mientras termino el libro, el mundial queda cada vez más cerca.
Yo cierro un poco el libro y me quedo pensando unos segundos. Le digo que a mí también me pasa lo mismo con el placer y que sé de lo que habla porque tengo más o menos la edad que él tenía cuando escribió este libro -35-. Sin embargo para estar seguro, le pregunto si él sabe por qué de momento uno tiene esa sensación; o a partir de qué? si la crisis de los 30, de los 40, existen realmente o son un mito, Nick?
Pero no responde. Hasta ahora no lo ha hecho. Y lleva unas páginas más hablando del Arsenal y de cómo siempre jugaban aburrido y perdian -y entonces pensé que los Pumas son el Arsenal de México-; y me da por bostezar sobre la grada hecha cama, del estadio que es mi cuarto.
Quizá más adelante Nick responda mis preguntas y me explique cómo es que en cierto momento uno pierde la capacidad de asombro, que es algo prohibido para cualquier ser vivo o animado.
Mientras me enamoraré sólo del futbol tal como antes me he enamorado de las mujeres: "de repente, sin explicación, sin hacer ejercicio de mis facultades críticas, sin ponerme a pensar para nada en el dolor y en los sobresaltos que la experiencia traería consigo", que es como Nick me dice que se ha enamorado de ambas cosas, fútbol y mujeres.
La buena noticia es que mientras termino el libro, el mundial queda cada vez más cerca.